viernes, 16 de octubre de 2015

Mi segunda visita


El día de mi segunda visita empezó con mucho nerviosismo, como es de costumbre para mi ya en estas instancias. Me levanté y me bañé mientras el agua daba paso a mi voz recitando todo lo que sabía de Superhéroes y Flipbooks. 
El ómnibus no me pasó a la hora que esperaba, por lo que mis nervios aumentaron en gran medida: tenía que llegar, colocar imágenes en el pizzarrón, buscar el cañón, los parlantes, etc, etc, etc. Llegué a las 7:18, así que pensé desechar la idea del cañón (en mi primer día de clases demoré mucho en la colocación y temía que se repitiera la escena). Por suerte llegó Ivo y me hizo cambiar de parecer.
Colocamos el cañón, las imágenes estaban prontas, María había llegado al salón. Había tocado el timbre y sólo habían entrado seis alumnos.
Como si no me hubiera dado cuenta estuve a punto de empezar la clase con esos pocos integrantes, entonces Ivo me sugirió que esperáramos un poco más, que dejáramos ir llegando de a poco a los estudiantes.
Y luego empecé mi clase. Al principio temblando, pero luego, respirando ya como un humano saludable, más tranquila y disfrutando la actividad.
Los alumnos se divirtieron, surgieron buenas ideas y la clase prosiguió como todas: divertidas, creativas y ruidosas.










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